9 diciembre, 2023

Alvear, el hombre de la avenida…

El General Alvear, Manuel García y Lord Strangford. La historia detrás de la "historia oficial" del personaje que nombrara avenidas, pueblos y plazas a través de todo el país.

(Dedicado a un amigo Gastón Nores)

Su nombre en realidad era Carlos Antonio del Santo Ángel Guardián de Alvear y Balbastro, pero algunos historiadores -que saben más que yo, obviamente- atribuyen a la violenta muerte de su madre (junto con su padre y hermanos, en un incidente entre las flotas españolas e inglesas en 1804) el que llevara su nombre –María– en su honor, cuestión que no lo utiliza hasta después de 1813… Cuestiones raras del “Edipo”, dirían por ahí…

Siendo parte fundamente además del movimiento logista, su figura empezó a tener una real preponderancia dentro del escenario porteño, creciendo en prestigio y ganándose la admiración de muchos sectores públicos de Buenos Aires, pero también algunas rivalidades, que veían en este hombre llegado de España –previo paso por Londres- a una figura cuasi misteriosa, escondedora, reservada y hasta oscura, sin antecedentes familiares que abalaran su trayectoria, pero que con el tiempo lograría encaramarse en los primeros lugares de la escena política porteña.

Bueno, nuestro hombre en cuestión –Alvear-, se desempeñó como Director Supremo desde el 10 de enero de 1815 hasta el 14 de abril de 1815, luego de la renuncia de Posadas, la Asamblea –la del Año XIII (1)- manejada por el mismo Alvear, puso a votación para decidir quién era la persona que debía suceder a su tío Posadas por el tiempo que le faltaba para terminar su período… comprensiblemente por mayoría de sufragios, la elección recayó en Carlos “María” de Alvear.

Cuando asumió como Director Supremo, la situación Europea había puesto en jaque el proceso independentista americano y se anunciaba el arribo de una expedición de las fuerzas españolas para recuperar el territorio rioplatense. Esto, sumado a los problemas internos de las Provincias Unidas, llevó al Director Supremo a enviar a Manuel García en misión diplomática a Río de Janeiro.

García era uno de los hombres de mayor confianza de Alvear, pertenecía a una de las familias más encumbradas de Buenos Aires y ocupaba el cargo de Consejero de Estado y Secretario de ese cuerpo designado por el tío Posadas. Es así que García, el 28 de enero de 1815 se embarcaba rumbo a Río de Janeiro, munido de sus credenciales diplomáticas. Una vez allí, debía entregar comunicaciones al embajador británico ante la corte portuguesa, Lord Strangford –embajador británico en la corte de Río- y también hacérselas llegar al ministro de relaciones exteriores inglés, Lord Castlereagh.

Una aclaración, para que no crean que tengo cierta aversión con estos 2 personajes –lo digo por Alvear y García-; y es solo para dejar algo más “didáctico y detallado” de este Don Manuel José García… voy a citar unas palabras dedicadas al ministro y para que no crean que me equivoco –si lo hago, desde ya disculpen, tengo mis fundamentos- mucho con mi juicio a Don Bartolo… -sí, el inefable Bartolomé Mitre-, sobre su visión del patriotismo y por supuesto, sobre los hombres a los que él considera “patriotas”…

«Era sin duda uno de los hombres más notables de la época. Patriota decidido, hombre de elevación moral, cabeza de inteligencia poderosa nutrida con estudios serios, escritor literario con nervio y originalidad…” (2)

Manuel José García Ferreyra

Los documentos entregados a García para Lord Strangford planteaban la idea de que las Provincias Unidas fueran incorporadas al Reino de la Gran Bretaña:

“El Supremo Director don Carlos Alvear al Lord Strangford

Muy señor mío: D. Manuel García, mi consejero de estado instruirá a V.E. de mis últimos designios con respecto a la pacificación y futura suerte de estas provincias.

Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver a todos los hombres de juicio y opinión, que este país no está en edad ni en estado de gobernarse por sí mismo, y que necesita una mano exterior que lo dirija y contenga en la esfera del orden, antes que, se precipite en los horrores de la anarquía.

Pero también ha hecho conocer el tiempo la imposibilidad de que vuelva a la antigua dominación; porque el odio a los españoles, que ha excitado el orgullo y opresión desde el tiempo de la conquista, ha subido de punto con los sucesos y desengaños de su fiereza durante la revolución. Ha sido necesario toda la prudencia política y ascendiente del gobierno actual, para apagar la irritación que ha causado en la masa de los habitantes el envío de Diputados al Rey. La sola idea, de composición con los españoles los exalta hasta el fanatismo y todos juran en público y en secreto morir antes que sujetarse a la metrópoli.

En estas circunstancias solamente la generosa nación británica puede poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos a estas provincias que obedecerán a su gobierno y recibirán sus leyes con el mayor placer: porque conocen que es el único medio de evitar la destrucción del país, a que están dispuestos antes de volver a la antigua servidumbre, y esperan de la sabiduría de esa Nación una existencia pacífica y dichosa.

Yo no dudo asegurar a V.E. bajo mi palabra de honor, Que este es el voto y objeto de todos los hombres sensatos, que son los que forman la opinión real de los pueblos, y si alguna idea puede lisonjearme en el mando que obtengo, no es otra que de poder concurrir con autoridad y poder a la realización de esta medida toda vez que se acepte por la Gran Bretaña. […]

Carlos de Alvear. Excmo. Sr. Vizconde Strangford, embajador de S. M. B. en la Corte del Brasil” (3)

Percy Clinton Sydney Smythe, sexto vizconde de Strangford

En los pliegos dirigidos al ministro de relaciones exteriores inglés, la idea de la integración a la corona británica era expresada de modo más directo:

“Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña; recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés, y yo estoy dispuesto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen. Es necesario que se aprovechen los momentos, que vengan tropas que impongan a los genios díscolos, y un jefe autorizado que empiece a dar al país las formas que sean del beneplácito del rey y de la nación, a cuyos efectos espero que V. E. me dará sus avisos con la reserva y prontitud que conviene preparar oportunamente la ejecución”. (4)

Alvear solicitaba la plena sumisión de las Provincias Unidas a la corona británica porque veía en ello la posibilidad de evitar la guerra civil y la anarquía, y recuperar el orden colonial perdido.

García llegó a Río de Janeiro e1 23 de febrero y solicitó inmediatamente audiencia con Lord Strangford, que quedó pautada para el día 26. En el informe remitido al Director Supremo, el emisario no hace mención a la entrega de los pliegos. En lugar de los pliegos, confeccionó un memorial a pedido de Strangford, que éste enviaría a Inglaterra.

El embajador trataba –de alguna manera- de evitar que el pedido de colonialismo fuera tan explícito como también que aparecieran expresiones agraviantes para España –con la cual Inglaterra integraba la Cuádruple Alianza-.

Evidentemente, Alvear no deseaba que se conociera esta misión y mucho menos, sus finalidades. De ello dan cuenta los párrafos de una carta que Rivadavia –que se encontraba en Río de Janeiro junto a Belgrano- le envía al Director Supremo. Le comenta que, al visitar a Lord Strangford, éste le informó que se había reunido con García.

La misión García no llegó a buen puerto. Cuando en Buenos Aires se les solicitó a Alvear y a García, informes sobre la misión, fueron hábiles como para evitar los detalles.

Ante las acusaciones de traición, al buscar entregar a la patria en proceso de liberación a la corona británica, Alvear se defendió diciendo que se trataba de una propuesta sana y patriótica a través de la cual pretendía neutralizar el peligro de una expedición contra el Río de la Plata y la ayuda –puntos estratégicos en la frontera con el Brasil- que los portugueses pudieran brindar a las fuerzas españolas, por eso, previniendo esa situación, decidió enviar a García.

Tiempo después, cuando la lucha por la independencia estaba bastante avanzada y cuando se abrían varios frentes -internos y externos- dentro del escenario político en el Río de la Plata, pero sobrevolaba el estigma de una posible invasión española a estas tierras, algunos sectores de la dirigencia política porteña buscaron “disculparse” con la corona española, entre ellos se encontraba Carlos “nuestro hombre de la Avenida”, que en Agosto de 1815 y en palabras dirigidas al ministro español acreditado ante la corte de Río de Janeiro y encargado de negocios de España, Andrés Villalba -designado por Fernando VII luego de su regreso al trono-, lo hace de la siguiente manera:

Es muy deplorable a un español que ha nacido con honor presentarse ahora a vindicar su conducta. Yo me habría ido lejos de los hombres a ocultar mi vergüenza, si conservase una esperanza de hacer disculpables mis procedimientos o si conociera menos la clemencia del Soberano y la indulgencia de sus ministros… -para después agregar- que fue a Buenos Aires mezclándose en política animado de la esperanza de rectificar las ideas que alimentaba el fanatismo de la multitud (…) agregándose al partido de los más vehementes y acalorados con el objeto de adquirirme un crédito elevado de patriota y tomar ascendiente sobre los más capaces, y que ocupó el Directorio Supremo para aventurarse a un paso decisivo que pusiese término a esta maldita revolución, pero había quienes no querían que el país volviese a la antigua tranquilidad, y apoyados por la conducta de don José Artigas en la Banda Oriental, iban a alejar toda esperanza de orden y de subordinación a la legítima autoridad…

(…) he sido víctima porque mi decidido conato ha sido volver estos países a la dominación de un Soberano solamente puede hacerlos felices. Por eso yo, con mi familia, como otros compañeros en desgracia, no trepidamos en presentarnos voluntariamente a V.E. y permanecemos bajo su protección…” (5)

Spin-off  “Querido Rey…”

Como se podrá apreciar en las palabras de Alvear, nada ha cambiado, en la actualidad, es más, voy a desarrollar un suceso ocurrido hace poco, para ser más exacto, para el Bicentenario de la Independencia Argentina, es decir el mismísimo 9 de Julio, pero de 2016; en el mismo lugar, en “la casita de Tucumán” y producido por -el entonces- presidente argentino que le dijo al Rey Emérito de España (descendiente del “Deseado” Fernando VII) Juan Carlos I de Borbón -Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias-  personaje que además tuvo que abdicar en 2014 y salir eyectado por los escándalos de corrupción de su propio reinado, a favor de su hijo, Felipe VI, la siguiente frase…

“…hoy estamos todos movilizados con los gobernadores que estuvimos ahí dentro asumiendo compromisos de futuro y tratando de pensar y sentir lo que sentirían ellos en ese momento. Claramente, deberían de tener angustia de tomar la decisión, querido Rey, de separarse de España…” (6)

Debo reconocer que hasta el día de hoy sigue dando escalofríos semejante declaración, lo que demuestra por momentos que los Alvear, los Mitre, los Rivadavia, en definitiva impusieron su pensamiento, nos fueron contando su historia de Calendario Escolar.

Pero también debo aclarar que esos homenajes van más allá de las fechas recordadas en la escuela, una y mil veces. Es más, si tienen la oportunidad de pasear por nuestra Capital Federal, verán que su avenida más pomposa, dentro de uno de los barrios más paquetes de la ciudad le sirve de homenaje a este hombre, devenido alguna vez en figura preponderante del país y que manejó los destinos del mismo de la manera más vil y entreguista que se podría hacer…

Y ojo, que no hablo de 2016, sino de 1815…

  • La moneda de 1 peso de la década del´90 es un homenaje a esa Asamblea del Año XIII; si observan detalladamente en ella verán la leyenda “Provincias del Río de la Plata”; hace poco tiempo se intentó hacer un mercado con la reventa de la misma, que en definitiva terminó convirtiéndose en un “meme”
  • Elissalde, Roberto L.; “Otro picado de viruela: el discutido Manuel José García”; Gaceta Mercantil 20 de abril del 2020
  • Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la independencia argentina, Buenos Aires, 1958, p. 232 y sgtes
  • Ídem
  • Tavani Pérez Colman, Oscar; “Ramírez y Artigas. Una nueva interpretación”; Birkat Elohym; Colón; 2021; páginas 96 y 97
  • Casa Rosada. Presidencia Mauricio Macri; “Palabras del presidente Mauricio Macri en el acto por el Bicentenario de la Independencia en Tucumán”; Sábado 9 de Julio de 2016

Cementerio de la Recoleta

General Alvear y familia

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