1 junio, 2023

Curiosidades mortuorias, de pisos y pisadas varias (Primera parte)

Somos un país bastante particular en lo que respecta al culto a nuestros muertos. No respetamos sus voluntades, los convertimos en bandera o los "pisamos" sin darnos cuenta... La nota del Prof. Ariel Núñez.

Aquí yace Molière, el rey de los actores.

En este momento hace de muerto

y de verdad que lo hace bien.

Epitafio de la tumba de Jean-Baptiste Poquelin – Molière (1622-1673)

Somos un país bastante particular en lo que respecta al culto a nuestros muertos, lo sabemos… no respetamos voluntades como con Berny Rivadavia, hacemos de ellos una bandera, como Eva o El Che… los amamos, los robamos (Belgrano, Dorrego, Aramburu) y hasta los “pisamos” sin darnos cuenta, ni pedir disculpas… nos sacamos selfies sin saber que estamos frente a monumento mortuorio…

Serán 2 entregas sobre el tema –quiero creer, que solo 2- en donde repasaremos curiosidades mortuorias, de pisos y pisadas varias…

Vamos con la 1era parte… ¿les parece?

Pocos saben que nuestro primer monumento patrio es un monumento mortuorio y está a la vista de todos, donde las Madres de Plaza de Mayo “marchan por la vida, por la justicia” a su alrededor y sigue siendo parte fundamental del paisaje argento… En la Pirámide de Mayo descansan las primeras víctimas de las Guerras de la Independencia: Felipe Pereyra Lucena (1789–1811) y el hermano del caudillo oriental Manuel Artigas (1774-1811); una placa –pagada por sus descendientes- de bronce ubicada sobre el lado oeste de la Pirámide los recuerda y fue puesta allí recién en 1891…

En lo que respecta a nuestro Pago Chico Zaratoca, siempre que quieras adentrarte al templo, por favor, hacerlo con cuidado, casi como pidiendo permiso, en puntas de pie, sin molestar a Don Angel, no sea cosa que un día, cansado que lo ignoren y lo pisoteen, se levante de su descanso eterno y provoque una estampida de novela.

Porque si no saben bien, o quizás no se percataron, dentro del templo, con más exactitud en el pórtico, se encuentra enterrado el que fuera párroco en el período 1900-1902 Padre Angel Rossi, constituyendo la única tumba existente en nuestra iglesia parroquial, una lápida con la inscripción casi ilegible recuerda su memoria. Murió como dice “El Eco de Zárate” del 23 de abril de 1902: sin poder embellecer el templo: “…Su constante pesadilla, desde su llegada a este pueblo fue siempre la de mejorar en todo lo posible el triste estado del abandono en que había quedado la iglesia a la salida de su antecesor…”. (1)

Otro dato curioso de la Iglesia “del centro” se encuentra al entrar, sobre el lado derecho –si se toma como referencia la mirada al altar-, en donde una baldosa del piso tiene la dirección de donde proviene el mismo, sino no tiene razón de ser que figure ahí… Bueno, la cuestión es que dicha baldosa tiene la particular y paradójica numeración de Callao 666. Numeración por demás de específica y “satánica” para un lugar tan especial y con tanta religiosidad… ¿no?.

Como dato anecdótico, existe una escuela técnica en Zárate, que también está a la altura de Avenida Anta 666 -¿ya descubrieron cuál?-, pero en varios documentos del propio establecimiento obvian dicha numeración “maléfica”, colocando el 661. 667 o el 670. Trabajo ahí hace 2 décadas y doy fe que no es ninguna entrada a la puerta del infierno, o por lo menos eso parece…

Manuel Belgrano, quien había muerto en la total pobreza, olvidado mientras en Buenos Aires las disputas por el poder hizo que existieran 3 gobernadores ese martes 20 de junio de 1820. Después 82 años, el 4 de setiembre de 1902 a las 14.00 tuvo lugar la exhumación de los restos del general Belgrano, en presencia de los miembros de la Comisión designada al efecto, integrada por los ministros de Interior y de Guerra, doctor Joaquín V. González y coronel Pablo Riccheri, el presidente de la Comisión del Mausoleo, Gabriel L. Souto; el Prior del Convento de Santo Domingo, fray Modesto Becco; los descendientes del general, Carlos Vega Belgrano y subteniente Manuel Belgrano y demás funcionarios oficiales. La idea era llevar sus restos al mausoleo existente en el Convento Santo Domingo, Basílica Nuestra Señora del Rosario de la Defensa y Reconquista de Buenos Aires, creado para tal fin.

Es así que hecha la excavación bajo la supervisión del escultor Xímenez, se removió la tierra de la fosa y aparecieron algunos huesos del esqueleto del prócer, trozos de madera y unos clavos de bronce. Los restos óseos eran colocados en una bandeja de plata que sostenía el padre Becco.

Al día siguiente La Prensa comentó la ceremonia llamándole la atención al cronista que no se precisó en el acta correspondiente los huesos encontrados, pero denunció:

La mayor irregularidad pues “entre los restos del glorioso Belgrano, se encontraron varios dientes en buen estado de conservación, y admírese el público ¡esos despojos sagrados se los repartieron, buena, criollamente, el ministro del Interior y el Ministro de la Guerra! Ese despojo hecho por los dos funcionarios que nombramos, debe ser reparado inmediatamente, porque esos restos forman una herencia que debe vigilar severamente la gratitud nacional: no son del Gobierno sino del pueblo entero de la República, y ningún funcionario, por más elevado e irresponsable que se crea, puede profanarla. Que devuelvan esos dientes al patriota que menos comió en su gloriosa vida con los dineros de la Nación, y que el escribano labre un acta con el detalle que todos deseamos y que debe tener todo documento histórico”.

Semejante denuncia de La Prensa provocó de inmediato la reacción popular le hizo escaso favor al presidente Roca y a sus dos ministros, y como siempre ocurre en estos casos, un pedido de disculpas por “haber sido sacados de contexto”, nunca viene mal… “el ministro Joaquín V. González, “que llevó un diente del general Belgrano para mostrárselo a varios amigos, acaba de remitirme esa preciada reliquia del glorioso prócer de la Patria, el cual está en mi poder y bajo mi custodia…”. En la otra carta afirmaba que el ministro de la Guerra, lo había llevado “para presentárselo al señor General D. Bartolomé Mitre”.

La revista Caras y Caretas donde criticaron “el deplorable incidente provocado por los señores González y Riccheri… y tanto más digno de censura es esto cuanto se trata de funcionarios del gobierno, los primeros sin duda obligados a mantener el decoro y la corrección de la ceremonia”.

Una caricatura de Giménez titulada “Los ministros odontólogos” aludiendo a la desaparición de los dientes, mostraba un Belgrano saliendo de la tumba diciéndoles: “¡Hasta los dientes me llevan! ¿no tendrán bastante con los propios para comer del presupuesto?”.

Pero allí no solamente se encuentra Manuel Belgrano, sino también sus padres, María Josefa González Casero y Domingo Belgrano y Pérez y un ministro portugués que tuvo el decoro de reconocer la independencia de las por entonces Provincias Unidas del Río de la Plata.


Convento Santo Domingo – Placa del piso que guarda los restos de la madre de Belgrano

San Martín ¿descansa?, inclinado, cubierto con varios ataúdes… así que si se dan una vuelta por la Catedral Metropolitana, no miren hacia arriba, porque el General los mira a los ojos, así como interpelándolos… o quizás suplicando un mejor descanso eterno…

Es así la historia… una vez muerto el Libertador, el 17 de Agosto de 1850, su cuerpo embalsamado fue colocado en un ataúd de plomo, herméticamente sellado, ubicado a su vez en otro de roble y un tercer ataúd de abeto. Pero el Libertador debería de esperar 30 años para regresar a su patria, haciendo cierta sus palabras “La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga es temible a los Estados que de nuevo se constituyen”. Quizás sea porque les daba vergüenza propia y ajena a los que mandaban los destinos de la patria lo que había hecho con el sueño sanmartiniano y tener cerca la sombra de San Martín sería de mucho peso para ellos.

Otros sostienen por ahí que ese exilio cadavérico fue para hacerle pagar su abierto apoyo y legado del sable a Juan Manuel de Rosas, tan odiado por “el elenco estable” de la dirigencia argenta, hija putativa de la historiografía mitrista; vale recordar que para entonces el mismísimo Bartolomé Mitre –fundador de la dinastía Mitre que llega hasta nuestros días con Esmeralda y el Diario La Nación- era un prócer en vida.

Pero bueno, siguiendo con la historia de los féretros del Libertador, los mismos –todos juntos, obviamente- fueron transportados a la Cripta de la Catedral Metropolitana, donde descansarían hasta su definitiva morada en el Mausoleo concluido en su totalidad tiempo más tarde.

El mismo consta de una obra en un cuerpo central revestido de mármol rojo de Francia y rojo Imperio, sobre el que sobresale un sarcófago de mármol negro de Bélgica, que es un simple ornamento. El conjunto se completa con imágenes que representan a Argentina, Chile y Perú.

El cuerpo del Libertador se encuentra en el cuerpo central porque no se había previsto el tamaño de los ataúdes que contenían los restos de San Martín, por lo que resultó imposible ubicar al mismo en forma horizontal. Es así que está inclinado; los partidarios de teorías conspirativas –como las que da a conocer El Negro en NTETA- dicen que se encuentra a 33°, por su condición de masón.

Yo, por lo pronto, quiero creer que se debe a la continua improvisación que tenemos nosotros en vida y mucho más en muerte…

  1. Robles, Sergio – Baccino, Silvia – Sorolla, María Luisa: “Espacios de Fe – La religiosidad de los zarateños”. Colección Nuestra Historia. Publicaciones del Museo Histórico Quinta Jovita y el Archivo Histórico de la Municipalidad de Zárate. Buenos Aires. Octubre de 2005 y Baccino, Silvia – Sorolla, María Luisa: “Era una vez… Zárate”. Buenos Aires. Julio de 1997.

Nota: les recomiendo el libro de Omar López Mato, “Después del entierro”, para que vean que la muerte, en la mayoría de los casos, suele ser inspiradora…