29 marzo, 2024

El tiro del final…

"La situación que parecía resuelta, tuvo nuevamente un revés. Un error involuntario o tal vez la falta de suerte ..." El breve relato de Diego Paolinelli, acerca de los héroes impensados.

Un relato de héroes y hombres aparentemente comunes, atendiendo el llamado de la gloria. Por Diego Paolinelli.

La situación que parecía resuelta, tuvo nuevamente un revés. Un error involuntario o tal vez la falta de suerte hizo que uno de los más jóvenes del grupo pusiera en duda la definición del conflicto. Pero no había más tiempo para batallas y seguir dilatando la definición…así que sería en combate uno contra uno y terminar con la disputa de una buena vez. Entonces como hizo AGAMENON pidiendo por AQUILES, el joven fue consultado por el líder de la Resistencia, y le hizo saber que su confianza en él estaba intacta. Entonces este, se puso a disposición para recuperar para su Pueblo la alegría tantas veces postergada.

Llegó la hora, el muchacho dejo las filas junto a sus camaradas que lo acompañaban, desde su Capitán de tantas batallas hasta el más nuevo de sus compañeros de armas, con gritos y vítores de aliento desaforados, más la mirada atenta de su líder y sus consejeros. Camino solo, ante la presencia de adeptos y contrarios que desde los costados del campo de duelo lo colmaban ansiosos, llenos de dudas y con la única certeza que este joven que avanza al encuentro de su oponente, en escasos segundos la historia lo tendrá como Héroe o Mártir. Camino solo, como lo indican las reglas de este tipo de combate, esos largos metros entre sus compañeros hasta ponerse a apenas doce pasos de distancia de su adversario. Un celta que luce ropas de un dorado estridente y desde sus casi dos metros de estatura hace gestos intimidantes. Entonces mueve espasmódicamente su cabeza desde un hombro al otro como para liberar de su cabeza, la presión, los ruidos de los presentes y el peso de la responsabilidad. Ese instante se hizo eterno o tal vez el mundo se paralizó…se afirmó sobre su pie izquierdo para dar soltura al único disparo disponible con su lado derecho…. y vio caer al gigante celta pesadamente y abatido sobre un costado directamente al suelo. Camino un par de pasos, sordo por la emoción y cegado por las lágrimas que explotaron de sus ojos, que intentó secar inútilmente con su uniforme hasta caer arrodillado. Cuando volvió en sí se vio abrazado por sus compañeros y el grito, ese grito que cruzo un océano y las arenas ardientes del desierto…para llevar la alegría, la Felicidad de un pueblo que se volvió a ilusionar como tantas veces, pero ninguna como esta…ese grito… «CAMPEONES DEL MUNDO».

Para Gonzalo Montiel…el héroe inesperado.


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