9 diciembre, 2023

En búsqueda del hombre gris. Parte I

En 1939 Benjamín Solari Parravicini, garabateó sobre un papel, lo que para muchos es una profecía:

«Nuevo sol. Nueva luna. El árbol seco de la Argentina sabrá de una era de nueva lluvia. Llegará hacia su suelo la bendición luego de luchas serias, de encuentros y desencuentros, de soberbios gritos y de gritos vencidos. Llegarán tres jefes y dirán. No serán, mas después serán en fuerza y verdad. Ellos llamarán al hombre a hacer y éste será. Él será un hombre gris”

Con esa prosa profética quebrada e ininteligible, cargó de ilusiones a muchos argentinos que creen en la llegada de un mesías salvador de la degradación y corrupción. Tanto, que según cuentan, los políticos actuales preguntan con ahínco a brujos, videntes, tarotistas, lectores de manos, bolas de vidrio, chamanes, psíquicos y cuanta persona se dedique al “arte” de la profetización ¿Soy el hombre gris?

No sé que respuesta se le habrá dado a cada uno. Pero la evidencia muestra y demuestra que hasta ahora cada uno de los que nos gobernó fue negro, blanco, rojo, violeta, fucsia, camaleónicos. Pero gris, lo que se dice gris, ninguno. Mas bien se los ve afectos al verde (dólar)

Estas profecías, siempre estuvieron presentes en mi lectura de pubertad. Pasaba horas con las revistas de Favio Zerpa, “El triángulo de las Bermudas” de Charles Berlitz, el descabellado libro “La tierra Hueca” de Antonio Las Heras a mirar en la trasnoche Flash Gordon, la vieja serie de los años 40. Sin dejar de lado las obras completas de Julio Verne, las aventuras escritas por Mark Twain, hasta que una profesora del secundario me hizo leer a Ray Bradbury (¡Gracias Profesora Socorro Barcia!)

Con los años sumé autores y pensadores a mi lectura. Desde los clásicos griegos, los enciclopedistas franceses, Marx, Ayn Rad, Agustín Álvarez, Borges, Sacalabrini Ortíz… si, Beatríz Sarlo también (me disculpo por eso ¿pero quien no leyó revista D´artagnan alguna vez?)

La influencia de cada autor, dejó sin dudas una marca en mi intelecto, en mis ideas, en mi proyección. También en mi creatividad e imaginación. Eso le sucede a todas las personas. Se alimentan y retroalimentan de la obra a la que acceden. Solari Parravicini no fue ajeno a esas influencias.

Algunos defensores de sus psicografías afirman que “es imposible” que alguien imaginara un perro en el espacio en 1938, dando como prueba última de los poderes proféticos de Parravicini.

Otros creemos en lo opuesto, que el profeta argentino tenía conocimientos sobre los avances tecnológicos y de historia universal. Nacido en una familia muy acomodada, su educación fue buena. Al menos, intuía la ciclicidad de la historia por simple sentido común (aunque Nietzsche y Spengler se opongan). Que seguramente había leído a Verne de 1865 con “De la Tierra a la Luna”. Sabía que Von Braun fue ingeniero aeroespacial en 1934. Y se nutría de las publicaciones en diarios, libros y revistas de aquel entonces, que deleitaban a los mas soñadores con viajes fuera de la tierra. El ocio en el que vivía Parravicini, la bohemia que frecuentaba fue, sin dudas, al menos para mi, el caldo de cultivo para tan excéntricos dibujos. Pero cada persona tiene la libertad de creer lo que quiera y expresar lo que piensa.

¿El hombre gris que miles de argentinos esperan, es un mito, una ilusión para paliar tanta desesperanza? ¿Vendrá a salvarnos? Si viene se animará a enfrentar a tanta corrupción. La que pudre a toda la política

¿Como? ¿Que no hay corrupción? Las acusaciones de corrupción entre gobierno y oposición es histórica. Uno lo dice del otro. Los partidos minoritarios de los mayoritarios. Y en la actualidad, miembros del mismo grupo se acusaban hasta hace poco de corruptos también. A confesión de parte, relevo de pruebas. Fin.

Solari Parravicini, originó en esos sinuosos trazos, la fuente de estudio de los futuros etnólogos y el contrapeso emocional ante la desesperanza actual. Sus contemporáneos apostaron que sería el santo grial de la superstición criolla. Como sea, usando mucha mucha imaginación (mucha) y creatividad (rauda), caminemos por el sendero de las suposiciones.

En caso de aparecer ¿Que características debería tener el vaticinado hombre gris? ¿Debería ser un profesional experto en economía, leyes, matemático? ¿O sindicalista, empresario, comerciante, medico, industrial? Ya tuvimos de todo, hasta un brujo como ministro. Nada funcionó. Es que casi todo fue siempre blanco o negro. Débiles democracias, dictaduras, democracias en mano de dictadores, gobiernos de “honestos” que incautan ahorros. Gobierno tras gobierno que hacen ciar el destino de República.

El movimiento pendular de Argentina, tiene que ver sin dudas, con ir del blanco al negro con cada cambio de gobierno. Sin llegar a ningún puerto, estamos sin rumbo en un mar picado.

El piloto que nos saque de este angustiante brete, debe saber guiar la tripulación, contener el pasaje, calcular la trayectoria, registrar los eventos, saber contarlos, tener la medida justa de las cosas.

Un poco de todo, una personalidad equilibrada con capacidades varias. Un hombre con mucho de negro, mucho de blanco. Un hombre gris.

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