El Ingeniero Raúl Scalabrini Ortíz evidenció una formación técnico cultural propia de la época. La influencia de su padre, con exigencias y ejemplos, forjó un hombre de mérito.
Fue Ingeniero y poeta. Ensayista/poeta y agrimensor. Político y honesto. Fue el blanco y el negro con que se constituye el gris. Cada faceta de su perfil intelectual es el galardón del esfuerzo.
Los radicales lo mencionan como propio, los peronistas que era de FORJA, pero él solo mantuvo convicciones que no son entendidas por obtusos de hoy ni de antes. Defendió el trabajo, el bien común, la democracia a rajatablas, el progreso técnico y la exigencia educativa.
Su conducta privilegió la libertad y se opuso a la construcción de regímenes totalitarios.
Si, era socialista, pero del formato “europeo sin España”, de esos que fomentan el trabajo.
Alejado de lo que hoy se conocen como populismos (que es algo así como un socialismo sin contenido ni sustancia), fue ingeniero, escritor, filósofo, periodista, ensayista, poeta, historiador, pensador y agrimensor. Con acabadas demostraciones de sus capacidades.
En la actualidad, escucho a algún político ensalzar la figura de Scalabrini Ortíz, se olvida o no saben de su lucha contra la dominación inglesa, y mantienen vínculos con seudas ONGs dirigidas con esos gobiernos. Podrían leer a Norberto Galasso en “ Raúl Scalabrini Ortíz y su lucha contra la dominación inglesa”. A esa lectura sumar toda la obra original para aprender que se oponía a toda intervención extranjera.
Como revisionista de la historia, proponía revalorar personajes ocultos por el relato impuesto por la oligarquía durante la centuria anterior. Revalorar, no reemplazar.
Raúl Scalabrini Ortíz, un hombre que hizo honor a la cultura. Formado por esfuerzo propio y exigencia de sus mayores. El resultado fue un hombre capás, integro. Una prueba de que las actuales teorías educativas estás erradas. Perteneció a una generación de ilustrados que deben ser rescatados del ocultamiento que ahora les toca, a manos de los nuevos totalitarios.
No creyó en la magia de ociosos garabatos, ni extraños proyectos de improvisados ególatras.
Creyeron que se aprovechaban de él, tomando sus ideas y ocultando su nombre. Cuando en realidad él, con su generosidad las obsequió.
Al recorrer su obra, libros y folletos, encontramos a un creador de ideas y proyectos, basados en el conocimiento técnico, político, social y del individuo. Una visión de la producción privada, con un estado al servicio de ella. Hacedor de caminos, por donde las riquezas fluyan para su comercialización interna y externa. Con democracia plena, permanente, sin imposiciones absurdas ni totalitarias.
Sus convicciones lo llevaron sumarse a la revolución yrigoyenista, pero tomar distancia de ella al ver que sus cabecillas pretendían reemplazar acciones dictatoriales por otras. Se sumó a FORJA, cuando esta se separó del radicalismo, y se fue de ella cuando la agrupación se sumó al peronismo.
Mas clarito pintalo de blanco, decía mi abuelo. Nutrió de ideas a la izquierda (de la que la UCR forma parte) y al peronismo (que las presenta hasta hoy como creaciones de Perón).
Hace 80 años, se leía en los volantes de F.O.R.J.A.
«En el territorio más rico de la tierra, Argentina, vive un pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de hambre. Nuestra miseria se debe a que somos: una argentina colonial. Hasta que los argentinos no recuperemos para la Nación y el pueblo el dominio de nuestras riquezas, no seremos una nación soberana, ni un pueblo feliz. Por ello queremos ser una Argentina libre de todo imperialismo extranjero cualesquiera sea la ideología con que se pretenda encubrir nuestra explotación. Sin ello no podrá existir: libertad, democracia, justicia, luche con nosotros para recuperar la patria para el pueblo». Hoy, el diagnóstico es el mismo.
Tanto Solari Parravicini como Scalabrini Ortíz, nacieron en 1898. El primero, hijo de una familia acomodada, se dedicó a la farándula y al arte. Sus legado unos dibujos extraños con leyendas confusas usadas como memes en redes sociales, por incautos, maliciosos y personas que rayan el semi analfabetismo. El segundo, dedicado al estudio, al trabajo y generación de ideas. Con un profundo conocimiento del pasado, comprensión del presente y visión de futuro, que solo un estadista puede tener.
Solari Parravicini murió en 1974, cuando un brujo era ministro, hombre fuerte del gobierno y comandaba una organización paraestatal (Triple A) que asesinaba opositores.
Sacalabrini Ortíz pasó a la inmortalidad en 1959, durante el gobierno semi democrático del radical intransigente Frondizi. El peronismo estaba proscripto. El plan represivo CONINTES entró en vigencia.
El Ingeniero Raúl Scalabrini Ortíz, está lejos de ser un radical, o un peronista. Su intelecto, formación y vocación democrática lo colocan como un ícono que difícilmente pueda ser imitado por algún político en la actualidad.
Lo que nunca supo Solari Parravicini, es que el hombre gris no estaba por venir. Fue contemporáneo a él. Nacieron ambos en el mismo año. Pero Argentina lo dejó ir.
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