Por Gerardo A. Cabrera
De aquella escuela primaria, también recuerdo a Jorge. Un compañerito que participaba en casi todos los actos escolares. A la participación en ellos les decíamos “tomar parte”. Así Jorge tomaba parte de San Martín, Güemes, Belgrano o cualquier prócer que llevara gorro de general, patillas con tizne de corcho y atuendo de hermosa factura en lustrosa cartulina.
Marchaba sobre el escenario junto a un par mas, con gesto adusto. Mirando de reojo las indicaciones de la maestra y la bandera. La voz en off de la señorita de segundo grado, nos contaba como en las barrancas de un desconocido lugar, el General Belgrano le robó al cielo y las nubes los colores para crear la bandera de la patria.
Con tan escaso rigor histórico, también agregaba relatos de como flameaba la bandera al viento y como los soldados estaban felices con los corazones extasiados de orgullo y felicidad.
Durante todo el acto, la directora se la pasaba entre aplausos y miradas controladoras a Diego. No sea cosa que arremetiera con una de sus ocurrencias.
La señorita seguía con su relato, mientras Jorge levantaba su sable de cartón en dirección a la bandera y a coro, todo los pequeños actores gritaban un ¡Si juro! Y marchaban hacia bambalinas.
Algunas de las frases finales me quedaron grabadas y solo pude tratar de entenderlas con los años.
Belgrano murió pobre. Pagó su médico con un reloj. El día que murió la convulsionada Buenos Aires tubo tres gobernadores.
Esa última oración tantas vueltas en mi cabeza. En mi infancia me parecía curioso hasta simpático.
Con el crecimiento intelectual, tomé conciencia de la catástrofe eterna.
Buscando información, bibliografía, datos, y fuentes, me topé con un gran autor. Armando Alonso Piñeiro. En su profusa obra histórica, nos regala tanta información sobre nuestro héroe, que recomiendo su lectura.
No quiero aburrir con las campañas militares del Abogado devenido a General. Un hombre que tuvo la fortuna de nacer en un hogar económicamente acomodado, y el mérito de aprovechar su talento e inteligencia.
Antes de las memorias consulares (parte I de estas entregas) Belgrano publicó en 1794 “Máximas generales del gobierno Económico de un reyno”.
En esa obra queda plasmado, tal como lo manifiesta Ernes Lluch en “La fisicracia al País Valencia: história d´un retard, (L”Espill ,13-14 -1982- pp 95 a 177), que Belgrano es quien introduce las ideas fisiócratas en hispanoamérica. Lluch además afirma, lo fundamental de la influencia de Belgrano en España, con estas ideas de independencia económica, medio ambiente y progreso de fines del siglo XVIII.
Cuantas veces me quedé con las ganas de preguntarles a mis maestras que nos mostraban las láminas de las revistas Anteojito o Billiken con caballos blancos y generales esplendorosos con banderas ondeantes… ¿Señorita, además de estar en el cuadro y pelearse con los “realistas” que hizo? Lejos estaban de saber, mas allá del manual del buen maestro, que existieron próceres con tanta capacidad, y mayor conocimiento que su pares de los que hoy son grandes potencias.
Si, Belgrano fue eso. Un hombre superior, un dotado.
El Papa Pio VI, con una dispensa autoriza a Belgrano a leer los libros prohibidos. Los interdictos de la islustración francesa. A los autores de la enciclopedia. Siendo un destacado estudiante en españa, tuvo en sus manos las obras de Montesquieu y Rousseau. Podría haberlos leído igual, en el anonimato, como hacían muchos. Pero él fue de los pocos ilustrados autorizados.
Ya en Buenos Aires, con su acervo intelectual, fue un destacado funcionario, como ya relaté antes.
Hasta que, siembre hay un hasta que en la vida de las personas, a los ingleses se les ocurrió invadir el Virreinato del Río de la Plata y regiones aledañas. Ya conocemos la historia del agua caliente y como terminó todo. ¿que hizo y no hizo Belgrano en esos días?
Formó parte de las milicias que trataron de detener la invasión.
No juró lealtad a la corona británica como si la mayoría de los funcionarios. Se refugia en la Banda Oriental y trata de organizar la reconquista de Buenos Aires.
¿Y en la segunda invasión?
Fue distinto, se organiza el regimiento I de Patricios. Sus miembros eligen a sus jefes. Entre ellos un civil, que no tenía idea del uso de las armas por lo que toma instrucción. En conmemoración de esto el 20 de junio también se conmemora el “día del legítimo usuario de armas” por dispocición ReNAr 164/2003 -José Genaro Báez.
Así que, Don Manuel, que además de ser un graduado con honores en leyes, autorizado para leer los libros censurados, autor de libros de economía, periodista, fomentador de la educación, que hablaba perfectamente en inglés y francés, que tradujo obras de esos idiomas; también puso el cuerpo empuñando las armas en pos de la libertad (y no para sacársela a otros valga la aclaración)
Este carlotista, que pretendía poner a la hermana del Rey Fernando VII a la cabeza de un nuevo estado rioplatense, tenía tantas cualidades que le era imposible pasar desapercibido por las mujeres de la sociedad porteña.
Así cayo bajo sus encantos María Josefa Ezcurra, la que sería cuñada de Rosas. Con la cual tuvieorn un hijo. Este fue criado por Rosas y su esposa como propio. Les sugiero leer la novela “María Josefa Ezcurra, el amor prohibido de Belgrano” de la española Carmen Verlichak.
Despuñes vinieron las campañas militares. El enjuiciamiento, pérdida de honores, cargos y posterior restitución.
La Asamblea del año XIII premió a Manuel Belgrano con dinero por triunfos en las batallas de Tucumán y Salta. Pero él dijo:
«He creído propio de mi honor y de los deseos que me inflaman por la prosperidad de mi patria destinar los expresados 40.000 pesos para la donación de cuatro escuelas públicas de primeras letras en que se enseñe a leer y a escribir, la doctrina cristiana y los primeros rudimentos y obligaciones del hombre en sociedad», expresó el general.
La escuela de Santiago del Estero se construyó en 1822, la de Tarija en 1974 y la de Tucumán en 1998. La última en Jujuy, en el barrio Campo Verde, el 6 de julio de 2004. Nada mas que 191 años después.
En 1816, recibe por parte del Cabildo de Buenos Aires, a modo de premio y reconocimiento,
dos pistolas. Son dos pistolas de arzón de plata con incrustaciones de oro, con motivos nacionales, como espigas, y el escudo nacional en las cachas. Fabricadas en el Reino Unido por Henry Tatham & Joseph Egg, en 1814. La inscripción en oro dice “la Ciudad de Buenos Ayres al General Belgrano, vencedor de Tucumán y Salta. La libertad de la patria establecida”. En un estuche de madera, en cuya tapa aparece grabado el nombre de Manuel Belgrano.
La historia de estas pistolas, están cargadas de vericuetos que dan para toda una propia columna. Lo último que se supo de ellas es que fueron subastadas en 2006 por Christie’s por un valor de 374.400 dólares.
Al final de sus días, el estado que ayudó a formar, y al cual donó su propio dinero, le debía 18 meses de sueldos. El reloj con que pagó su deuda al médico, era un obsequio del Rey Jorge III de Inglaterra, y fue robado en el año 2007. A esta altura me doy cuenta que no les conté que en 1815 fue enviado como representante diplomático a Inglaterra.
Manuel Joaquín del Corazón de Jesús murió enfermo, pobre, joven y olvidado. Dejó dos hijos. La menor de ellos nació un año antes de su muerte.
Hasta acá llego, les dejo unas pinceladas de brocha gorda de este verdadero padre de la Patria, que este años coincide su fecha conmemorativa con el día del padre.
Espero, de corazón, que les pique la curiosidad, y lean sobre quien pretendió para nosotros un gran país. Y si necesitan alguna fuente, solo tienen que pedirla.
Feliz día del padre, feliz día de la Bandera, feliz día del legítimo usuario de armas.
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