9 diciembre, 2023

Mi voto en noviembre

Gerardo Cabrera nos comparte su visión personal del estado de situación frente al balotaje de noviembre, y argumenta su voto.

La argumentación de un voto particular en una escena extraordinaria, por Gerardo Cabrera (con el plus final de ChatGPT)

Por si sos flojo de lectura, o te parece tediosa mi opinión, le pedí a una plataforma de IA que haga un corto resumen que está al pié. Claro que no podrás refutar cada uno de los puntos de mi exposición.

En poco menos de un mes debo votar. Si, es mi deber y derecho hacerlo. Ante mi, dos opciones y un coro desafinado de actores sociales, políticos y mediáticos que pretenden indicarme, ordenarme, imponerme a quien debo elegir. El concepto, la idea y justificación de cada una de las partes ¿Bandos o segmentos? es una argumentación de que el otro es el fin de la república, el final de la Nación, el caos, el vacío, el des-manejo o la corrupción. Entonces ¿por quién voto? La decisión puede estar en mis creencias, conocimientos recuerdos del pasado reciente y estudios de la historia. Acaso, en una ouija para preguntarle a Michel Foucault ¿Qué hago? Y si la tabla con caracteres supersticiosos no sirve, en una de esas, los libros sí.

El desconcierto:

Luego de las elecciones nacionales, algunos líderes políticos quedaron más desencajados que Edward Jessup, el protagonista de Altered States (película de CF de 1980) pero sin su esposa Emily que lo rescate de la masa amorfa de tejido primordial en que se había convertido en una de sus regresiones.
Un Macri junto a su candidata predilecta Bullrich pide, exige, la que hasta hace unas horas denunciaba en tribunales a un verborrágico Milei, que lo vote. Este, que quedó en segundo lugar gracias al voto “desesperanza” que emula el “patear el tablero” del Ingeniero Santos cuando en 1990, cansado de que le robaran el pasacassette del auto mató de certeros disparos a los autores del tercer robo y le costara su libertad, propiedades, futuro y tranquilidad.
No puedo olvidar de quien se quedó con el favor de la primera minoría, el político Sergio Massa que, en su papel de ministro de economía dice no tener la autoridad para cambiar el rumbo de la destrozada economía que el maneja, pero que si es elegido presidente, si puede. Mi nieta de 14 años me preguntó para qué mantenemos a Alberto Fernández pagándole un sueldo. Ya que este sería el causante de tremendo desastre no dejándole a Massa hacer las bien cosas … (Podría proseguir con una infinidad de puntos suspensivos)
Ni hablar de los eternos discordantes, esos que nacieron haciendo una revolución en 1890 y se siguen peleando entre ellos. Cambiando de rumbo, peleando por el timón del partido, emulando a aquellos que otrora conformaron los radicales con Perón, F.O.R.J.A. (Para los que no leyeron las historia eran algo así como Ricardo “Ricarguito” Alfonsín, pero con ideas y principios en los que creían, usando trajes propios y no el de sus padres)
Así como el peronismo maneja un extravagante “peronómetro”, diciendo quien es o no es peronista según la necesidad de la oportunidad, también tienen del otro lado el “radicalitrómetro”. Donde personajes con la ética fragmentada como Lousteau, el cuestionado G. Morales, o el poeta de la parnafernalia Facundo Manes, que pasaba por ahí y se llevó en un bolsillo a la UCR, se suben a los botes salvavidas del RMS Lusitania y tratan de abordar el submarino alemán que los torpedeó (SM U-20) en 1915.

La situación:

Los medios de comunicación, enrolados obscenamente en el partidismo sin razón, las redes sociales invadidas por militantes. El desgarro de la sociedad hundida en la pobreza, la miseria, el hambre, la injusticia, el desamparo, la desigualdad, la inequidad y la manipulación. El aprovechamiento de la vulnerabilidad por parte de la nueva oligarquía que canta combatiendo al capital parados en cofres repletos de injustificados dólares. Como aquel Perón que ostentaba una Ferrari a la vez que regalaba triciclos generando una inflación del 39%.  La izquierda combativa y sanguinaria de los 70s, quien ahora suplica por el equilibrio de mantenerse en la línea de flotación que les permita vivir sin trabajar, y no pagar las consecuencias de ser parte visible, de ese estado que ahoga y hambrea. El progresismo expectante a la oportunidad de aliarse a quien tiene el poder con el descaro lilitezco de denunciar a quien hasta hace una hora compartían unos mates.
Todos pugnan por el control de las masas votantes. Con el dedo acusador, a la manera de Alberto Fernández, cuando por cadena nacional nos retaba en pandemia, unos minutos antes de entrar a las fiestas organizadas por su querida Fabiola.

Michel Foucault ¿Estás ahí? Da tres golpes si me escuchas.

Michel Foucault no se centró específicamente en el concepto de «masas» y los medios de comunicación de la misma manera que lo hicieron otros teóricos de la comunicación, como la Escuela de Frankfurt, su trabajo contribuye algunas ideas relevantes sobre cómo el poder y el control se relacionan con los medios de comunicación en la sociedad moderna.
Sobre el poder argumentó que este no se ejerce únicamente desde una autoridad central hacia las masas, sino que se manifiesta en diversas prácticas y estructuras sociales, incluyendo los medios de comunicación.
Así puntualizó algunos conceptos claves para entender su perspectiva:

 Discurso y conocimiento:

Se focalizó en cómo el conocimiento y el discurso son formas de poder. Los medios de comunicación desempeñan un papel importante en la construcción y difusión del conocimiento y del discurso en la sociedad. Controlar y dar forma a lo que se comunica a través de los medios es una manifestación del poder en la sociedad. Así, de manera impúdica algunos comunicadores cambian de opinión sin vergüenza. Siendo capaces de “militar” las aberraciones y contradicciones mas grandes con al afán de demostrar total sumisión y merecedor de la pauta estatal y algún que otro negocio peronal.

Control y vigilancia:

Los medios de comunicación pueden servir como herramientas de control y vigilancia en una sociedad. A modo de ejemplo, la cobertura mediática de eventos y personas puede influir en la opinión pública y en la percepción de la realidad. Los medios también pueden ser utilizados por las autoridades para vigilar y controlar a la población.
Un desatino gubernamental, que genera inflación, escases, miseria, el machacado y repetido hasta el hartazgo como responsabilidad y culpa criminal del otro.
El suplicio de Damiens es un acontecimiento que Michel Foucault menciona en su obra «Vigilar y Castigar: Nacimiento de la prisión» (1975) y que utiliza como un ejemplo histórico para analizar la evolución de las prácticas de castigo y control social en la sociedad moderna. Damiens, cuyo nombre completo era Robert-François Damiens, fue un hombre que intentó asesinar al rey Luis XV de Francia en 1757.

Lo utilizó par ilustrar la forma en que el poder y las prácticas de castigo evolucionaron en la transición de lo que él denomina «sociedad de soberanía» a la «sociedad disciplinaria». La sociedad de soberanía se caracterizaba por el uso público y espectacular de castigos corporales, donde el suplicio de Damiens es un ejemplo. En este caso, Damiens fue sometido a un castigo atroz y público que incluyó la amputación de una mano, la quema de su brazo derecho con aceite hirviendo, y finalmente, su ejecución en la rueda, donde se le rompieron los huesos y se lo dejó morir.
En la actualidad ya no se permiten este tipo de ejecuciones, pero el linchamiento mediático hace llamar “abuelito amarrete” con total impunidad por unos miserables U$S 10, dando nombre apellido y profesión, como si de un peligroso criminal se tratara, mientras en el Bango Galicia su progenie femenina atesoraba casi cinco millones.

 Regímenes de verdad:

La verdad es relativa y depende de las estructuras de poder en una sociedad. Los medios de comunicación, al influir en la construcción de la realidad y en la promulgación de narrativas, contribuyen a la formación de los llamados «regímenes de verdad» que pueden mantener y perpetuar ciertas normas y valores. ¿Cuál es la verdad de Sergio Massa? La del 2015, la de ahora. La de meter sacar a patadas a los miembros de la Cámpora de sus puestos estatales, la de perjurar de que el kirchnerismo es un antro de corrupción  la de formar un gobierno con ellos?
¿Y el posible Milei presidente? ¿En qué momento de “su” verdad tomará el bastón? ¿En el que nos gritaba viejos meados? ¿El del grito la casta tiene miedo? ¿O cuando se abrazó a ella con “Hay que dejar de robar por dos años” Barrionuevo o ahora –según él- asesina de infantes P. Bullrich?

Normalización y conformidad:

Para Foucault, las instituciones sociales, incluyendo los medios de comunicación, participan en procesos de normalización y conformidad. Los medios pueden establecer estándares de comportamiento y presentar ciertos estereotipos que influyen en cómo las personas se ven a sí mismas y a los demás. Posiblemente, en este proceso también se integren la deformación del relato. La propaganda del estilo Goebbels.

Los crápulas como Grabois nos quieren vender una imagen de ecuanimidad, con un discurso tan sucio como el que dice que tiene amigos judíos, pero da una velada justificación a las atrocidades de Hamás. Y saltan los Altamira criticando un psicópata asesino americano que mató a una veintena, mientras se envuelve en una bandera palestina. Esa de que el triángulo rojo está pintado con la sangre de bebés decapitados.

Ni de izquierda ni derecha.
A menudo, al estilo revista Barcelona, se pregunta ¿de izquierda o de derecha? Si la respuesta es ninguno, se afirma “entonces es de derecha”. Claro que eso fue tomado por los militantes y simpatizantes del kirchnerismo como latiguillo des-autorizador de cualquiera (como yo) con pensamiento verdaderamente independiente. Pero olvidan, con esa memoria selectiva que tanto se les nota, de la respuesta de Nestor Kirchner a G. Bush en 2003: Ni de izquierda ni derecha, peronista.

Nunca sabremos a cual de todos los peronismos se refería. Si al de P. Bullrich, al del fracasado actual Presidente, el de la triple A peronista, o sus víctimas y victimarios Montoneros, a Perón de los 50s o al que hace referencia Tata Yofre de 73 con el me “equivoqué”

La falsa dicotomía impuesta.
No puedo votar a la manifiesta corrupción de los gobiernos kirchneristas. Plagados de contradicciones y mentiras fácilmente demostrables con solo ingresar a datos oficiales o sus propios discursos. No puedo votar a un liberalismo que acusa a la generación de los que tenemos más de 50 de ser los responsables de todos los males. Explicando exabruptos como si fueran arrepentimientos disimulados.

En 1963, Juan Domingo Perón mandó a votar en blanco. Casi el 20% del electorado lo hizo. Hoy la izquierda llama a hacer lo mismo, pero ellos no cuentan. No tienen autoridad moral, ética ni productiva. Desde JXC me gritan que debo votar a Milei ¿Desde cuándo me dan órdenes? ¿Se olvidan todo lo que se dijeron en campaña? Pero si el argumento es “son cosas que se dicen en campaña”, me convencen menos.

Otra parte me exige que vote a Massa. Hasta hace unos días me decían que era el centro de la corrupción. Kiccillof, ahora calladito, amenazaba con la pérdida de derechos. Nunca los enumeró.

Milei grita tanto libertad, como Hitler gritaba paz. Y ahí si, donde se desdibuja la línea de derechos y obligaciones, nace la utopía del anarquismo. Donde se borran las fronteras nacen los apátridas, como aquellos alemanes que en los 30s perdieron su ciudadanía por pensar.

MI VOTO A LA ZARATEÑA
La mejor demostración de voto consciente se dio en el partido de Zárate. El corte de boletas por parte de la ciudadanía fue tan claro como entrar al cuerto oscuro y ver los restos de las papeletas no utilizadas, Quien ganó la intendencia tiene el mismo procentaje de quien logró la gobernación, pero siendo opositores. El concejo deliberante tiene un equilibrio de 9-8 2 en las tres fuerzas en pugna. Las opciones de las elecciones generales me dieron la sensación que habíamos mutado con el transcurso de los años, de votar al menos malo al menos peor. En estas debíamos elegir entre todos los peores. Como en un juego de descarte me dan a elegir entre comer heces en un plato o directamente del inodoro. Prefiero estar en ayunas. Mi opción ciudadana, y mi derecho al voto será en blanco.

RESUMEN POR IA

El autor del texto se encuentra en una situación en la que se enfrenta a la elección de votar en un mes y reflexiona sobre las opciones que se le presentan en las próximas elecciones. Observa un panorama político confuso y lleno de desacuerdos, con actores políticos que antes se criticaban mutuamente y ahora se apoyan.

El texto menciona a varios líderes políticos y partidos, como Macri, Bullrich, Milei, Massa, Alberto Fernández, Sergio Massa, y líderes de partidos tradicionales como el peronismo y la UCR. Se destaca la falta de coherencia en las posturas de algunos políticos a lo largo del tiempo.

El autor también critica la influencia de los medios de comunicación en la sociedad y cómo pueden ser utilizados para influir en la percepción de la realidad y la conformidad social. Se menciona la falta de ética en el periodismo y la propagación de narrativas sesgadas.

Se hace referencia al concepto de «verdad» y cómo es relativo y depende de las estructuras de poder en la sociedad. Se destaca cómo los medios pueden influir en la formación de «regímenes de verdad» que mantienen normas y valores específicos.

El autor se encuentra en una situación de confusión y desencanto con las opciones políticas presentadas en las elecciones, y concluye que optará por votar en blanco como una forma de expresar su insatisfacción con las opciones disponibles.

En resumen, el texto es una reflexión sobre las elecciones y el panorama político actual, con críticas a la falta de coherencia de algunos políticos, la influencia de los medios de comunicación y la percepción de la verdad en la sociedad. El autor expresa su intención de votar en blanco como una forma de protesta.

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