Como sabrán, lectores, oyentes y demás especies del mundo de NTETA, nunca fui original en mis columnas… les fui advirtiendo desde el nombre que soy un traficante, expropiador, “ladrón” de páginas que nacen desde la mente de otras personas y a las que voy dando vueltas y vueltas hasta encontrarle un sentido que pueda satisfacer, primeramente, mi lado curioso y en consecuencia pueda dejar en ustedes algo interesante.
Les avisé desde mi propio CV que buscaría hacerlos pensar, posiblemente entretener y hasta quizás robarles un poco de tiempo para que reflexionen sobre la historia y sus protagonistas…
Por eso es que aquí, de lleno, les informo que lo que sigue a continuación es un fragmento del libro de Miguel Di Fino “Recordando el Olvido”, ensayo histórico publicado en el 2010, en donde, como lo dice el propio título, son “historias, digresiones, apuntes: un intento de construcción de la Historia Reciente de Campana”… vaya esta pequeña expropiación y robo calificado de unas páginas del libro como homenaje de un amigo que hace 2 años (un 25 de octubre del 2020) que nos dejó huérfanos de su presencia, sus reflexiones filosas, de su sonrisa oculta detrás de su pipa y sus bigotes… en donde siempre ejercía el rol de docente, de charla política, con una mezcla de arenga militante y lucha por los ideales que siempre defendió y jamás dejó de lado.
Miguel era así… una versión variopinta –palabra que le gustaba decir y escribir siempre- entre la ternura de un tema de Serrat, lo emocionante que podía ser un tema de León interpretado por la Negra Sosa y lo sesudo de cualquier canción de Atahualpa… todo lo podías encontrar en su persona, pero por sobre todas las cosas lealtad, amistad, sabiduría, proyectos, sueños y la lucha por la memoria de su “Pago Chico”…
Por eso lectores, permítanme hacer catarsis con ustedes, para que no duela tanto extrañarlo… y disfruten de su escritura de manera indirecta…
Ariel

CARLITOS
“… Toda ideología señala a otro absoluto.
Ese Otro es la negación de todo lo que nosotros somos y buscamos ser.
Ese Otro es el Mal. Ese Otro no pertenece a la misma condición de nosotros. Nosotros, además de ser el Bien, somos los elegidos de Dios o de la Democracia o del Occidente Cristiano.
Al ser eso, somos seres humanos. Ellos, al no serlo, son lo Otro de nosotros. Son la subversión, el marxismo, los católicos del Tercer Mundo, los guerrilleros, los que se alzaron contra el orden de la patria, contra nuestro estilo de vida cristiano occidental.
Se conoce la frase del general Camps: ‘Nosotros no matamos personas, matamos subversivos’…”
(“Contrainsurgencia, sin tortura no hay información”
Por José Pablo Feinmann, el Suplemento Especial N° 94 Página/12 – 06/09/09)
Que los otoños en los ´70 todavía eran otoños, con sus preanuncios de mañanas frescas y tempraneras tardes destempladas, no era algo ajeno al pago chico.
Como tampoco era ajeno un año 1975 que abría los primeros meses cargado de incursiones represivas de la Triple A, incursionando en Campana a través del grupo de Morales (1), conjuntamente con las fuerzas de seguridad, en un marco de violencia política que se intensificará luego de la muerte de Perón en julio de 1974, con el recrudecimiento represivo hegemonizado por José López Rega, Ministro de Bienestar Social de María Estela Martínez de Perón, vicepresidente y sucesora; a su vez el comisario general Alberto Villar, depredaba en su cacería de presas humanas a sectores político-sociales que merecían la tipificación de “zurdos”, “judeo-marxistas”, “masones”, “rojos” u otras tan despreciables como esas.
Al influjo de esa embestida represiva, Campana estuvo –como otras localidades del país- sometida a la cacería humana de quienes fueran sospechados de estar encuadrados –según la óptica represiva- en la tipificación asignada a los “subversivos”.
El edificio “del Avellaneda” (en la hoy Av. Rocca 276) cobijaba en su planta baja a la sucursal bancaria que le daba nombre. Allí, Carlos Alberto Calvi se desempeñaba como cajero y venía incursionando en la actividad gremial del sector, lo que en el correlato local implicaba competir (y confrontar) con el delegado Pichi Percoco, sindicado como afín al sector político del entonces diputado provincial (PJ) Julio Armesto (2). Pero además Carlos ejercía el periodismo y la actividad que caracterizara su vida como artista plástico de relieve, que para eso años ya implicara diversos reconocimientos para con sus obras y pinturas.
No obstante, en ese marzo del ´75, a poco de “abrir caja” en el banco, un compañero de trabajo –Eugenio Strobino-, le dijo que su nombre había sido mencionado en Radio Nuclear, integrando una lista junto a otras personas. Aun así, a Carlos le resultaba difícil aceptar no sólo que integrara una lista, sino cuales serían las razones válidas para su inclusión en ellas.
No podría omitirse que contemporáneamente al accionar de las Tres A, en Radio Nuclear había desembarcado el locutor Juan Carlos Rousselot, de inquietantes relaciones con la denominada “derecha Peronista”, sintonizando en el momento con el gobierno “isabelino”. También desde ese espacio los tentáculos de “Lopecito” se extendieron hacia otros vecinos del pueblo, que fueran detenidos en función del decreto 769/75 del Ministerio del Interior, cuyo único “considerando” sostuviera “que es imperativo del gobierno del Pueblo adoptar los recaudos necesarios para garantizar la paz social, la seguridad pública y el orden institucional en el país” (3), lo cual configura a las claras la arbitrariedad con que se aplicaría “adoptar los recaudos necesarios” …
Corroboraría lo dicho, pensar que en la madrugada del 20 de marzo de 1975 (4), en barrio Banco Provincia, cuando la Brigada de Tigre irrumpiera en la casa de Carlos Calvi, éstos fueron recibidos por los ladridos del perro –al que algún efectivo quería matar-, lo que no impidió que requisaran la vivienda y acusaran a Carlos de poseer “armas de guerra”, al encontrar un antiguo revolver de colección tipo “Lafouche”. Aún más inquietante o angustiante en esos momentos iniciales, fue que Alejandro, hijo de Calvi, cumpliría años el 21 y desde ese día no tendría a su papá por más de cinco años…
Lo cierto remite a que la primera “estadía” para Carlos y otros vecinos –como Lorenzo Malvicino, Rubén Sarna, Pedro Amaranto, Carlos Rearte-, fue la Comisaría de Campana (5), en donde testimonios recogidos dan cuenta de que, además de “apremios ilegales”, algunos de los efectivos se encargaban de confrontar parejas, que llevaban a la sede policial, y preguntaban a la mujer: “¿Reconoce al señor?”, y cuando respondía que era su esposo, le decían: “Bueno, lo levantamos en el quilombo con unas putas…”; variante perversa que implicó rupturas y peleas en más de una pareja que, además, dejaría al otro, solo, ante un destino incierto.
Así reflejaban crónicas de época lo ocurrido en la zona: “Numerosas detenciones se practicaron en esta ciudad [Zárate] y en Campana desde la madrugada de ayer. Efectivos de la Unidad Regional Tigre de la policía de la provincia con el apoyo de fuerzas de seguridad, llegaron aquí con vehículos y armamento y efectuaron severos controles de automotores, así como también muchos procedimientos en busca de determinados activistas. Sobre la ruta 12 hubo un control riguroso de rodados en tres puestos instalados por la policía. Entre los detenidos, cuya identidad se guarda reserva, se encontrarían elementos subversivos y activistas sindicales de grandes fábricas y refinerías de la zona. El número de demorados por no contar con la documentación personal o de los automotores en regla fue grande pero paulatinamente fueron liberados”. (6)
A nivel local, se refleja información de La Plata: “… los detenidos por el vasto operativo en la jurisdicción provincial pasan del centenar y fueron puestos a disposición del Juez Nacional Dr. Ismael Passaglia una veintena, a quienes se le procederá conforme a la Ley Nacional 20.840 que condena a los actos terroristas y subversivos; de Campana están detenidos Pedro Amaranto, Ramón Pereira, Lorenzo Malvicino (cerrajero), Pascual Pérez, Carlos Calvi (bancario), Raúl Moreno, Ferricione padre, Adolfo Lauchenco (padre), Mabel Martínez de López (escribana), Mario Cisneros y Rubén Sarna” (7)
Calvi estuvo desde la detención producida el 20 de marzo al día 23, a la espera de un traslado que lo llevara al penal de San Nicolás, donde permaneció treinta y tres días; desde allí, junto a otros, lo trasladaron a Sierra Chica (8), en dos colectivos: uno para los más “jóvenes”, los que viajaron encadenados y esposados, en un espacio totalmente cerrado (9).
El alojamiento de Calvi en el penal de Sierra, configuró el paso del tiempo durante tres años y medio. “Una estúpida y atroz pesadilla de 1934 días –con sus noches- que ¿terminó? A fines del ´79. Tan sin sentido fue todo aquello que, mientras esperaba privado de la libertad, Calvi figuró en el catálogo del Salón Nacional de 1975”. (10) Allí, en ese encierro, le enseño a jugar ajedrez a Rearte y, probablemente, mientras desarrollaban la partida, habrán liado cigarrillos armados con yerba disecada y tabaco, vigilados por el carcelero apodado “Hormiga Negra” o compartían los cigarrillos que les hiciera llegar Adolfo Leuchenco.
Carlos sobrellevaría ese encierro dibujando retratos de otros detenidos, del patio de la cárcel u otras imágenes que realizaría para sus hijos y recordará también la llegada de Juan Carlos Dante Gullo, el Canca, y de Dardo Cabo, que venía de ser “estaqueado” y apenas si podía caminar, del que Rodolfo Walsh informara fuera asesinado junto al detenido Roberto Pirles el 6 de enero de 1978, como consecuencia de lo que “versiones oficiales” atribuyeran a “la existencia de una supuesta embocada guerrillera”… (11)
Asimismo, cuando ingresara el abogado zarateño Juan Carlos Deghi, éste lo reconoció, debido a recuerdos comunes de cuando Calvi vivía todavía en Zárate. Después serían trasladados al penal de La Plata (12), allí Deghi sería liberado y vuelto a secuestrar, siendo encontrado su cuerpo con dos heridas de bala el 22 de marzo de 1978 en la ruta provincial 36 a la altura del km 20. En 1976, no se concretaría para Calvi la opción de salir del país, en base a criterios de la sala penal de la Cámara Federal que “decide hacer lugar a la opción, y expresa que en el acto que fija propósito y los objetivos básicos para el proceso de reorganización nacional, se establece ‘la vigencia plena del orden jurídico y social’, objetivo –dice- que debe presidir entonces el análisis del estatuto dictado el 24 de marzo, por el cual se suspende la opción para salir del país, cuyos lineamientos
parecen tener entonces un carácter provisional, a tal punto que ello está ínsito en las mismas palabras usadas por la Junta Militar desde que suspendió la vigencia del último párrafo del artículo 23 de la Constitución Nacional (derecho de opción)” (13)
Trasladado a La Plata en el ´78, Calvi permaneció en la Unidad 2 hasta el 27 de octubre de 1979, cuando le dieran salida, pero con ocho meses bajo libertad vigilada.
Tal vez con la significación que tendrá para Carlos Calvi el hecho artístico de crear, de haber retornado a sus afectos, sin que ello le impidiera recordar, se continúa construyendo una Historia Reciente local que, para este caso particular, se despoja de análisis para compartir la fraternal misiva que el escritor Ronald Nash le enviara a Carlos:
“Campana, 6 de octubre de 1975
Mi querido amigo Calvi:
No sé si la máquina de escribir –dudo que no- trasuntará en la monotonía del trazo y la letra, el hondo afecto con que te escribo. Ha pasado ya bastante tiempo desde que debí hacerlo, pero –como le expliqué al Negro Cisneros- la esperanza de que un día para otro se torne innecesario por la presencia de ustedes entre nosotros, lo ha ido postergando, con gran pesar para todos.
Querido amigo: Son muchas las horas vividas en común a través de iguales ideales artísticos, de comunicación con el público, de nobles disentimientos con quienes no aceptaban nuestros puntos de vista vitales y artísticos, y mirar para atrás sigue siendo algo grato, pese a la ingratitud tremenda de lo que reciben quienes tanto y tan desinteresadamente dieron al prójimo. Creo que pese a todo lo presente, que es muy duro, ya lo sé, se ve aminorado por aquello tan fundamental que se hizo, sin orden quizás, pero con gran sentido de la superación del pensamiento y de la actitud frente a las cosas importantes. Queda en mí, por ejemplo, tu impagable “Niña de la bolsa” que muchos no olvidarán porque descubrió en la pupila nuestra una realidad que lo cotidiano y la rutina a veces oscurece. Gracias por ello y por tantas otras cosas que pintaste y que dijiste. Gracias en nombre de muchos.
Desearía expresarte muchas otras cosas, pero no sé cómo abordarlas, por el respeto enorme que me merece tu presente. Algo semejante me paso con el Negro. Esto explica que si estoy retrospectivo en los recuerdos y en las emociones es por esa limitación que me impone una sensibilidad hacia el amigo, que sabrá comprender que preguntar cosas, hurgar en detalles supone no ayudar a restañar heridas lógicas.
Te confieso que todo lo sucedido me inhibió sobremanera, y la bronca me hizo no participar ni en el concurso de poesías y en el concurso de la canción a Campana, organizado por la Municipalidad. ¡Qué podría decir de lindo de Campana y de sus gentes! Es una actitud mínima, ya lo sé, pero que pinta un estado de ánimo.
Por tu esposa me enteré que sigues dibujando y pintando; descuento la sustancia vital que tendrá todo y las nuevas perspectivas que un sentimiento insólito y sin antecedentes te motivarán en la expresión. Si la alegría a veces nos deja escasas enseñanzas, acá seguramente se invierten los términos y la obra será perdurable.
Por ahora te dejo con mis cosas y espero que estas palabras testimonien un deseo profundo de acercarte amistad y solidaridad. Seguramente ello no se da en la medida que lo mereces, pero eso se debe a lo ya explicado anteriormente. Prometerte que te escribiré de nuevo sería desmentir mi profunda convicción de que pronto estarás con tu familia y con nosotros, convicción que por otra parte está arraigada en todos los que pensamos en vos y en todos los buenos amigos a quienes esperamos con un gran abrazo. Hasta siempre, un afectuoso recuerdo. Ronald Nash” (14)
Notas:
- Para consultar: “Probable estructura de las Tres A” en De solitarios sueños y utopías truncas; página 235
- Probablemente otros trabajos de investigación ahondarán sobre la incidencia política de Julio Armesto en la etapa, así como la que desempeñara su hermano Alberto –asesinado el 25/06/73-, pero lo que resulta incontrastable es que producido el golpe del ´76, Julio y su hijo menor Luís María, fueron secuestrados de la casa familiar, torurados y padecieron años de prisión.
- En el libro De solitarios sueños…, página 248, del autor et al., se reproduce el decreto 769/75. Asimismo, para ampliar el desembarco de Rousselot en Radio Nuclear de Zárate, puede consultarse –entre otros-, el artículo de “Clarín” de mes de enero de 1975 “cuando un grupo comando se adueñó de la AM 1500 Radio Nuclear encarcelando a su antiguo dueño”.
- Fecha emblemática si la hay, considerando que las fuerzas represivas “desembarcan” en Villa Coinstitución –en el polo siderúrgico de Somisa- para desplazar a la conducción sindical a cargo del dirigente metalúrgico Alberto Piccinini, combativo cuadro enfrentado a la denominada “burocracia sindical”
- La comisaria local sería acreditada como Centro Clandestino de Detención (CCD) en la causa 5310/04, reconocido como tal por sobrevivientes que pasaron también por lo que se denomina espacio concentracionario (ver para ampliar: Feierstein, Daniel (2007); Roudinesco, Elisabeth (2009); Calveiro, Pilar (2005), entro otros), al igual que otros acreditados en la causa
- “Campaña contra el Plan Subversivo” – La Razón – 21/03/75
- “Pasarían del centenar las detenciones” – La Defensa Popular – 22/03/75
- Unidad 02 – Sierra Chica (Calle Legouburu P., Iriarte y Av. Centenario (CP 7401) – Olavarría Buenos Aires) La Unidad 2 fue inaugurada el 4 de marzo de 1882 y, junto a las Unidades 27 y 38, forma parte del complejo Sierra Chica. La misma está emplazada en las Avenidas Pedro Legouburu y Centenario y puede accederse a través de la Ruta Provincial 226 –se encuentra a 342 kilómetros de la ciudad de La Plata
- Para que los detenidos pudieran orinar en el trayecto al penal, descendían de los vehículos al costado de la ruta –encadenados y esposados, se ayudaban unos a otros abriéndole la bragueta a un compañero, extrayéndole el miembro para posibilitar que orinara; situación que para alguno resultará meramente risueña, pero que expone un grado más a la denigración que se practicaba en estas circunstancias
- “Uno y el universo” por Damián Mengual, en “Carlos Alberto Calvi” (1999), página 2 Imprenta Rumi – Campana
- En Rodolfo Walsh y la prensa clandestina 1976-1978 de Horacio Verbitsky (1985), páginas 81 y 82 – Bs. As. – De la Urraca – Colección El Periodista
- Unidad 09 – La Plata (Calle 76 e/9 y 11 (CP 1900) Inaugurada el 21 de septiembre de 1960, responde al sistema denominado “espina dorsal”, que cuenta con un corredor central donde se encuentran los patios y, en forma paralela, los pabellones
- “Prosperó una opción para salir del país” – La Nación – 31/10/76
- Texto entregado por el entrevistado en enero de 2008
Hasta aquí lo que corresponde al fragmento del libro de Miguel –Miguelo, como me gusta llamarlo aun cuando lo tengo presente en alguna charla-. Solo espero que encuentren entre sus líneas algo de lo que significó para la historia reciente del Pago Chico, lo que fue para los alumnos del Profesorado de Historia, pero por sobre todo lo que significó como
referente en la lucha por la verdad y la justicia, contra el genocidio provocado por la dictadura más sangrienta de nuestro país.
Ahora que está “de moda” 1985, no olviden de volver sobre la memoria colectiva, sobre aquellas personas que de manera directa o indirecta fueron víctimas del Terrorismo de Estado y que podemos encontrar en la cola del banco o como cajeros de los mismos –en Zárate ocurre, vayan y pregunten-, por ser madres, abuelas, padres, esposos, esposas, hij@s de aquellos 30.000 que todavía seguimos buscando.
Bueno lectores… Miguel fue parte en su vida de esa lucha y es parte eterna en las páginas de sus libros y entrevistas de todo lo que queda por luchar…
Por eso dedico estas columnas al él, porque como dije muchas veces, soy parte de lo que él hizo en mi… y siempre estaré agradecido de ello…
Desde este lado del universo, Miguel, mil gracias…
Ariel
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